Con la filosofía de recuperar el patrimonio inmaterial de la ciudad de Santiago y de Galicia, retomamos la colaboración con el Cineclube de Compostela para rendir tributo a la figura del dramaturgo, director de escena y actor Roberto Vidal Bolaño, personaje fundamental de las calles de Compostela y agente cultural y social imprescindible de la ciudad en la segunda mitad del siglo XX. Principalmente conocido por su trabajo vinculado a las artes escénicas, su obra esconde una cara b vinculada al cine y, sobre todo, a la televisión. En un contexto de emergencia audiovisual, en los albores de la naciente TVG y otras iniciativas, el creador compostelano desarrolló una serie de proyectos visuales poco conocidos por el gran público, que ahora queremos poner en valor. La sesión contará con la presencia de Roi Vidal, hijo de Vidal Bolaño.
Roberto Vidal Bolaño
Roberto Vidal Bolaño (Santiago de Compostela, 1950-2002) se inició en el mundo teatral de la mano del grupo Antroido, en el cual representó como actor sus primeras obras y que convirtió en la primera compañía teatral gallega. También fue uno de los primeros directores que participaron del teatro institucional, poniendo en escena en 1984 (en colaboración con el Centro Dramático Galego) su obra Agasallo de sombras.
Además de la dramaturgia, escribió guiones para la Televisión de Galicia y para Televisión Española. Trabajos como Malos Tratos, Novo de Parmiude o Morosos Varios son de su autoría. Llevó a la pantalla relatos de grandes escritores gallegos del siglo XX, como Ánxel Fole (Cara de Lúa) y Eduardo Blanco Amor (O Noxo), y participó como actor en varias series televisivas, como Mareas vivas.
En el año 2001, representó con el Centro Dramático Gallego Rosalía, que Ramón Otero Pedrayo escribió en 1958. Sus últimas actuaciones fueron en el grupo Teatro do Aquí, su compañía de los últimos años.
La obra de Vidal Bolaño está marcada por la estética de la derrota y la crítica de la modernidad. Defendió una recuperación del teatro popular, cultivó el teatro histórico y, además de las influencias de Otero Pedrayo, tuvo como referente el teatro de Valle-Inclán. Sus obras recogen y mezclan las corrientes estéticas del realismo, el simbolismo, el surrealismo y el expresionismo.
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